HIMALAIAN HIRU KOLORE



2008/11/14

ALTURAREN INTENPORALITATEA

Ferran-i eskatu diot baimena letra eder hauek nirean sartzeko. Espedizio batek uzten dizun hondarra zertan den saiatu da neurtzen Ferran, eta maisutasunez lortu ere bai. Holakoxeak dira alturaren intenporalitate eta ametsen lainoak, errealitate eta arimaren barruko eremuen arteko zirrikituetan galtzen edo gelditzen direnak. Gailur eguneko arnasa, bete-betean.

"Vivimos momentos de intemporalidad. Si no fuera por las fotografías y les imágenes de video nadie diría que ayer estuvimos en la cumbre del Manaslu. “Tempus fugit”, y especialmente cuando la intensidad de lo que hemos vivido sobresale de la normalidad. En una mañana como la de hoy, es como si hubiésemos despertado de un sueño poco definido, pero que tenemos la sensación de haberlo vivido realmente. En cualquier caso, nos queda la duda, y la nebulosa que nos envuelve durante todo el día, no hace más que agudizar esta sensación de incredulidad. Sea un sueño o una realidad, el día de ayer fue magnífico i difícil como todos los ataques a cumbre. Pero tengo la suerte de haberlo vivido con intensidad, por haberme encontrado especialmente bien de forma. Quiero decir con esto, que pude gozar de la cumbre enteramente, con una sensación de plenitud de facultades como en ninguna otra ocasión. A menudo el agotamiento provoca un estado de vaguedad mental e imprecisión –al mismo tiempo que una cierta urgencia por bajar-, que no permite gozar con totalidad del momento. El sufrimiento se mezcla con la alegría de manera desigual, i normalmente vivimos más del proceso de filtro que la memoria establece sobre los recuerdos. Pero esta vez, puedo decir que el citado filtro no ha sido necesario y que mantengo íntegras las sensaciones que viví el día de cumbre.

Frío, mucho frío desde que salimos a las tres y media del Camp 3, situado a 7400 m. Andar de noche siempre es duro, y uno espera con impaciencia las primeras luces del día, y los primeros rayos de sol. El viento moderado no tan sólo congelaba las extremidades, sino que también sembraba una duda permanente sobre el resultado de nuestro esfuerzo: en la cumbre, una pluma de viento parecía arrancar cualquier posibilidad de éxito, incluso estando tan cerca, una de les derrotas más traicioneras que uno puede vivir en la montaña. Pero al cabo de cinco horas estábamos casi al pie de la cumbre. El lugar es muy curioso. Envueltos en una niebla fantasmagórica, desde un pequeño collado nace la arista final, que es de una esbeltez muy dignificante. Vamos subiendo tranquilamente la arista que se erige como un hilo espectacular y muy vertiginoso sobre les dos bandas del Manaslu. Y puedo asegurar que se trata de una de las llegadas a cumbre más impresionantes que he hecho nunca. De hecho, sólo podemos acceder de uno en uno, y como mucho entramos dos. Mikel baja. Y yo decido como es costumbre, quedarme un rato solo. Siento el cuerpo con plenitud. El cansancio no es intenso. A pesar de la falta de oxígeno siento como entra la vida en mis pulmones. Y gozo de unos momentos de eternidad, rodeado de abismos por todos lados, haciendo equilibrios sobre una exigua cumbre de más de ochomil metros y constatando, que una vez allí, ya nunca volveré a ser el mismo.

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